El éxito es una trampa
Hay 7000 millones de personas en el planeta, pero tú amigo, sólo tú, estás destinado a hacer algo. Lo sabes, lo sientes. Vales para mucho más que para ser un mandado, has nacido para mandar, para tener una gran casa, un marido o una mujer alucinantes y atractivos. Has llegado a la tierra para tener éxito profesional y personal, para tener un trabajo de esos que mola mucho decir que estás haciendo en donde resultas bien pagado y para tener una familia a la que quieres y que te quiere. ¿Éxito? Esa palabra se queda coja para ti. Sólo tienes que ser persistente, al destino se llega paso tras paso y con trabajo duro. ¿Los días libres? Días perdidos. ¿Conciliación de vida laboral y familiar? Vaya tontería, tu vida es un todo, no se trata de conciliar polarmente tu vida cuando puedes unificarla en un solo bloque.
Esto que he escrito no es muy diferente de los libros de autoayuda y de emprendeduría que leeréis por ahí, sólo que resumido y caricaturizado en un párrafo. Tengo que confesar que he reescrito esta entrada ya demasiadas veces, hay demasiado que decir y es fácil ser malinterpretado porque para esta entrada tengo que sacar mi lado más antisistema. ¿Por qué? - os preguntaréis.
Es sencillo: El éxito es una trampa del sistema.
No queda muy bien recordarle a la gente que la imagen del éxito es una mierda implantada por la cultura occidental liberalista que nos hace creer que todos tenemos igualdad de oportunidades.
La igualdad de oportunidades es una ilusión. Por
cada persona con un yate de lujo que lo ha conseguido a base de trabajo
duro, hay cientos que lo tienen por riqueza familiar y por cada persona
que ha logrado alcanzar el éxito máximo, hay cientos de miles que lo han
intentado y que con suerte se han quedado anclados como ejecutivos de poca
monta.
¿Por qué ese 22,4% de desempleados en España no salen por la puerta de su casa y se plantan ante el congreso de diputados exigiendo una solución cueste lo que cueste? Un análisis directo os dirá que es por miedo a perderlo todo. "Que mira, estoy en paro, pero al menos puedo vivir con mis padres... no quiero que nuestro país acabe como Venezuela". Pero no podemos basarnos únicamente en eso para justificar la pasividad humana ante un sistema opresor. Nos falta el deseo de algo mejor, la esperanza de que ocurrirá: "puedo estudiar un segundo máster, que me permitirá acceder al mercado laboral con mejores armas". Como los esclavos de la Roma clásica que esperanzaban ser libertos, colaborando con el sistema que les oprimía.
El éxito es sólo aquello que puedes alcanzar si te diriges hacia él... con traje |
Pero tú sigues leyendo libros con "Las siete claves del éxito" y semejantes. Dejas que el sistema te alimente de esperanza a llegar más alto, lo mezcle con miedo a perder lo que tienes y te ofrezca un cóctel de injusticia que tú te bebes porque piensas que no te queda otra. Felicidades, miembro de la sociedad, le hemos concedido el crédito personal que pidió para financiarse ese smartTV de 54" en cómodos plazos para que se olvide de que está gastándose el sueldo de un mes en ello. Gracias entidad crediticia por facilitarme el consumismo alimentado por espejismos de éxito de artefactos ultraoccidentales que me harán temer la pérdida del status quo, pero alimentarán mi imagen de éxito al exterior. Pedazo tele que me he comprado para ver la champions, tíos, puedo distinguir las pecas de las manchas de hierba en la cara de CR7.
La cultura del éxito está tan implantada en nuestra sociedad, que nos definimos por nuestras medallitas. Yo soy un "Físico renegado, reconvertido al análisis de Social Media y Big Data Scientist" en mi bio de twitter. Medallita al valor por haber estudiado una carrera con fama de ser chunga (y eso que no pongo nada de mi estancia en el CERN) y medallita a la molonidad al declarar que tengo un trabajo con un título fancy que demuestra estar de moda. Felicidades para mí porque soy capaz de demostrar al mundo en una sola frase que soy un individuo que ha superado al temible monstruo de la mediocridad en una cultura que poco a poco avanza más hacia la competitividad extrema. Bienvenido a la sociedad.
Quizá creáis entenderme cuando leéis mi descripción en twitter. Lo que no está escrito es quizá más importante. ¿Por qué estudié física? ¿Por qué renegué de la ciencia? ¿Por qué me gustan las redes sociales digitales? ¿Por qué el Big Data? Todos estos porqués no quedan explicados en una sola frase, a veces ni en una sola vida podemos llegar a entender en su totalidad a una persona, y mientras tanto la cultura del falso éxito nos lleva a definirnos entre nosotros según las medallitas.
Que le den a la idea de éxito de la sociedad. |
¿Y por qué critico la imagen de éxito que se nos vende?- os preguntaréis. Llevo unas cuantas líneas con esta diatriba. En primer lugar porque es falsa, porque eterniza un sistema de clases dominantes que nos dan migajas y un infinito laberinto para alcanzarlo con una probabilidad de superar tan ínfima, que resulta ridículo que nos alegremos de tenerla y nos golpeemos el pecho mientras decimos que tenemos igualdad de oportunidades y luego encima nos digamos entre nosotros que si no lo hemos conseguido es porque no hemos trabajado lo suficiente, culpándonos como individuos de los males del colectivo. Es más, en países donde la cultura del éxito está mucho más implantada que en España, somos capaces de menoscavar las quejas de quienes no lo han intentado. No tienes derecho a quejarte de tu pobreza si no has arriesgado lo poco que tienes para salir de ella.
En segundo lugar la critico porque la cultura del éxito es la del individualismo exacerbado. Como decía, podemos menospreciar a quienes directamente no lo intentan, los llamamos vagos, pusilánimes o simplemente vividores. Despreciamos las culturas donde el éxito individual no implica la lucha competitiva porque las asumimos dóciles, para ellos el éxito se define de otras muchas maneras y no pasa nada. La cultura del éxito es el lado oscuro de la libertad personal. Desvía la lucha colectiva por la lucha individual. Lo critico porque así sólo buscamos el beneficio propio, porque sólo la élite - ya sea la actual o la venidera - tendrá éxito mientras los demás se quedarán abajo tratando de llegar arriba, alimentados por temor y esperanza a partes iguales.
En resumen: Critico la cultura del éxito porque es una mierda falsa que no nos llevará a ningún sitio como sociedad.
Comentarios
Es normal que todos suframos de cierto consumismo, de querer vivir mejor que antes. Es parte de la naturaleza humana y es algo que tampoco podemos negar. Pero todos dibujamos una línea entre nuestro bienestar y nuestra esperanza de algo mejor... y poco a poco parece que apostemos más por la esperanza a costa de muchas consecuencias que no me parece que sean negligibles.
Es algo que, como bien dices, quizá deberíamos reflexionar como sociedad... y ahora mismo no se encuentra en ningún sitio. Quizá sólo en colectivos antisistema con los que la gente a duras penas se suele identificar por razones varias.
Quizá es que todos deberíamos plantearnos ser antisistema de alguna manera u otra. No sé.
Yo creo en el éxito,pero no el impuesto según vosotros por esta sociedad consumista. Me siento lo suficientemente "maduro" para saber qué debo comprar y qué no.Tampoco leo libros de autoayuda los detesto y también acepto mis limitaciones, es decir no me siento una mierda si no logro tener un yate atracado en Puerto Banús. Yo creo ( no quiere decir que estemos en el) en un mudo donde todo aquel que se lo curre pueda llegar a lograr su "éxisto" me puedo sentir igual de realizado que Cristiano Ronaldo, sin tener la décima parte de su patrimonio. Tampoco pido que papá Estado nos asegure que todos seamos iguales una vez realizados, lo que le pido es que todos partamos de linea de meta en igual de condiciones para que en función de nuestro esfuerzo cada cual llegue hasta donde pueda, si esto no se logra, dejaremos de ser libres.
¡gracias por tu comentario leticia!
El éxito puede convertirse en una trampa cuando nos hace olvidar el camino que nos llevó allí. Recordar el esfuerzo, la pasión y el crecimiento esencial es clave para mantener la perspectiva.