Relato Dominical (IV): Entrevista en el psiquiátrico

No dejaba de darse de cabezazos contra la pared. No eran demasiado potentes, lo suficiente para que cualquier persona normal enloqueciera. Por suerte, para él eso no era un problema, en el peor de los casos agravaría un estado ya de por sí de difícil posición.

- Yu sh'tak ign Tsatthougha'sh nkarfinhue' - gritó entre murmullos.

Su piel lacerada brillaba con la luz de los fluorescentes que parpadeaban del techo. Su rostro parecía tener marcas de haber sido arañada con sus propias manos, aunque los celadores aseguraban que desde que entró hará cuatro años no le habían soltado las cadenas de la camisa de fuerza excepto estando fuertemente sedado.

- Cthak'nkha nwi f'thagon'shi - susurró con claridad, si es que esos extraños vocablos podrían ser alguna vez claros.

Yo mantenía mi mano cerca de donde normalmente tendría mi arma, maldita sea la política de ese psiquiátrico. Notaba su mirada en mi dirección, y por mucho que intentara sonsacarle información de alguna manera, estaba claro que era imposible. Su locura se encontraba en un lugar de obscena lucidez, como si sus conexiones sinápticas formaran una red totalmente distinta a la que el cerebro humano estuviera acostumbrado, como si pudiera captar aquello que nuestros ojos no han sido nunca ni serán capaces de hacer.

- Cthulhu fthagn! - aulló mientras se soltaba de sus cadenas como si fueran de gelatina.

Saltó en mi dirección me arrancó un trozo de la mejilla con sus dientes. Maldito sea. Pero no me dolió en comparación con los golpes de los celadores. Me inmovilizaban entre gritos e insultos, e inyecciones tranquilizantes que sólo sirvieron para evitar que me moviera mientras acababan de partirme las costillas que habían quedado intactas.

- Yn'ghta shu m'kant am - les espeté.

Pude notar como mi lengua no respondía a mis órdenes mientras los celadores y aquel hombre que venía a entrevistarme tapándose la herida del pómulo se iban.

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