As-construcción y t-inmobiliarias

Tras ya unos cuantos años viviendo en una residencia de estudiantes, finalmente ha ocurrido lo inevitable: irme a un piso de verdad.
En estas semanas me he empapado hasta las cejas del mercado inmobiliario de la provincia y he descubierto un par de cosas:

1. Para poder alquilar un piso (de unos 500€) necesitas un sueldo superior a 1250€.
2. En cada vez más sitios se pide que el contrato sea indefinido.
3. A pesar de los precios y las condiciones, parece que la gente se pega por alquilar un piso.

Obviamente, los caseros no son monjitas de la caridad, esperan poder ganar dinero con su propiedad y para ello no pueden arriesgarse a que a sus inquilinos no les renueven del trabajo y no le puedan pagar el alquiler, sobre todo con la crisis que tenemos encima y la cantidad bestial de paro.
No todos los que alquilan pisos siendo estudiantes, y los que lo hacen se buscan un piso compartido, donde las condiciones son algo más laxas para las aseguradoras, no sé muy bien por qué, será porque no tienen tantos problemas con los pagos.

¿Pero entonces, a qué vienen esas ayudas estatales a los alquileres? Deberían ir destinadas a gente que pagar un alquiler les representa un porcentaje importante de su sueldo, para relajar el pago. Por ejemplo, alguien con un sueldo de 800€ que se alquile un piso de 500€ y le rebajen esos 200 que marcarían la diferencia entre comer arroz y pasta cada día, y comer carne una vez por semana.

Con las condiciones actuales, las ayudas van destinadas a gente con un sueldo entre 15000 y 22000€, un pequeño margen, en el que las ayudas representan en el mejor de los casos un 18% del sueldo. Es la diferencia entre sobrevivir, sin tener en cuenta el coste del alquiler de un piso, con 700 o 900€ mensuales. Además, como las ayudas al alquiler a jóvenes son tan poco efectivas en su burocracia, no se pueden usar como garantía de que con un sueldo menor te lo podrás permitir.
Yo tengo la suerte de que tengo quien se fía de mí, y además me avala, que podría firmar el contrato de alquiler, pero sin ser yo el titular ya no se puede pedir una ayuda que a mí SÍ que me hace falta.

El mercado inmobiliario es una mierda. Y teniendo en cuenta, como he dicho antes, que me he empapado de él hasta las cejas, no quiero pensar en el tamaño del excremento que me he restregado con fervor por mis mejillas.