El terrorismo, la sociedad y los medios de comunicación.

Hace unos pocos días el grupo terrorista ETA puso una bomba en Palmanova, en el municipio de Calviá, que está colindante a mi pequeña, pero querida, ciudad de nacimiento. La noticia me dejó algo extrañado, era la primera vez que atentaban los etarras en una isla tan pequeña y con las salidas y entradas tan controladas. Se necesita DNI para entrar y salir tanto en barco como en avión con lo que hacer cualquier tipo de delito que se sabe tan perseguido es casi como un atentado suicida de su propia libertad.

Obviamente no me sentí sólo extrañado, uno siempre tiene cierta sensación de injusticia cuando oye que se ha realizado algún atentado y sí que es verdad que por ser en un sitio que me es más cercano me duele un poco más. Conozco a gente que es policía y guardia civil en la isla.

Pero el otro día en facebook, como es lógico lo tengo repleto de gente por la que apenas tengo aprecio y que he agregado para cotillear sus fotos y ver como han cambiado desde esos jóvenes años escolares. El chico en cuestión hizo lo que me parece tan poco elegante que es etiquetar a todo quisqui en una foto para que la vayan a mirar. Ahí publicaba lo que los periódicos decían que eran los presuntos culpables del atentado de Burgos y de Calvià.

Al cabo de las horas, al día siguiente quizá, los periódicos se corregían a sí mismos diciendo que esos no estaban confirmados como los culpables, si no simplemente eran unos etarras perseguidos. Yo, amablemente, le dije al chico en un comentario en la misma foto que me parecía genial, que si alguien los veía que avisara a la policía, pero que no eran los autores del atentado.


¿Qué hizo el chico? Pues lo que es lógico. Quitar la foto. Esto unido a un comentario que me hizo mi buen amigo Zinc, quejándose de que el pueblo mallorquín nunca había estado tan solidarizado con el terrorismo como ahora como si sólo nos importara si atentan en nuestro pequeño reducto de seguridad.

Esto en parte encuentro que casa con la anterior entrada, nada nos importa. Pero en este caso parece que sólo nos importa si es al lado de nuestra casa. Y lo malo es que parece que cuando nos importa es cuando empezamos a hablar de endurecer penas, de pegarles una paliza, de darles pena de muerte o de darles cadena perpétua cuando mucha de esa misma gente critica a Estados Unidos por poner la cárcel de Guantánamo en Cuba en la que hacen (o hacían, que ya no está Bush) precisamente eso: pegarles palizas, torturarles, castigarles y, los más sortudos, matarles y demás degeneraciones que están en contra de los derechos humanos.


Pero los terroristas no tienen derechos, no son humanos, son simple escoria vasca. Asesinos que lo único que merecen es recibir lo que dan elevado a la enésima potencia, la Inquisición española parecerá un sueño de rositas en comparación. Y es que el ojo por ojo aquí no se aplica, porque si fuera por nuestra sociedad por un ojo les arrancaríamos la piel a tiras y les rociaríamos de alcohol para que escociera.

Siempre se habla de endurecer las penas a los terroristas. Como si unos asesinatos fueran mejores que otros. Matar por razones políticas parece ser que es mucho peor que matar a un tío porque te debe dinero. Sí, sí. Porque los políticos no hacen guerras por dinero, ni por razones políticas.

Yo siempre que pienso en el terrorismo independentista no puedo evitar recordar a Michael Collins, el líder irlandés que sentó las bases del grupo que luego fue conocido como el IRA, que surgió ante el desacuerdo de tener que dejar que Irlanda del Norte fuera de Reino Unido. Este hombre consiguió la independencia del Gran Bretaña no haciendo como Gandhi que fue a buscar su propia sal como símbolo de revolución, si no cargándose a los miembros de la policía secreta y a políticos británicos. Hoy en día a Michael Collins se le consideraría un simple terrorista, pero no, se le considera un héroe, fijaos que incluso se hizo una película sobre él con Liam Neeson como protagonista.

Con esto no estoy haciendo defensa de la violencia armada, nada más lejos de la realidad. Siempre me he considerado una persona pacifista. Lo que quiero decir es que los medios de comunicación son los que diferencian a un revolucionario de un terrorista, que es un término cada vez más utilizado para cualquier crimen contra el estado, y si en un futuro Euskadi obtuviera, por la razón que sea, la independencia, probablemente los líderes terroristas de hoy se convertirán héroes del futuro igual que a Napoleón se le considera un gran líder que llevó a Francia a la gloria y a Hitler un sucio dictador que dejó a los alemanes en lo más bajo entre lo bajo o a los Reyes Católicos se les recuerda como los que unieron Aragón y Castilla y llevaron al país a lo más alto, antes que como los cerdos que echaron de España a los judíos y moros.

Son los mismos medios los que consiguen que tanta gente se asquee por el terrorismo, que diga que los quiere matar y vejar, y la gente se deja manipular. Eso sí, siempre que el terrorismo lo tengas cerca de casa, que si no... ¿qué importa?