Vacuum

Hoy ha sido un día vacío. Lo ha sido en todos los sentidos, vacío de actividad, vacío de optimismo, incluso finalmente vacío de conversación. Esa sensación de falta algo que acompaña al sobra algo, malditas paradojas, y es que supongo que el vacío sólo lo notas cuando antes estaba lleno.

¿Lleno de qué? Quizá de emociones, de ansias de acción, ansias por reír y llorar, de saltar mientras estás sentado. Ansias de no tener por qué rendirse nunca porque nunca hay nada inalcanzable. Pero el tiempo nos demuestra lo contrario, no todo nos es posible, nunca encontraremos y saborearemos la perfección, o lo que nosotros sentimos como tal, si no que como mucho la oleremos y visualizaremos en la distancia. Pensar lo contrario es de ilusos y una importante etapa de la madurez es descubrir nuestras propias limitaciones.

Lo difícil es encontrarle el sentido a algo que consideras que le falta algo, y el problema es cuando consideras que a lo que le falta algo es a uno mismo. Pero el tiempo da completitud y, aunque sea de polvo, el vaso acaba llenándose. Aunque supongo que siempre recordaremos lo mucho que nos habría gustado beber de ese agua tan fresca que hace parecer al resto agua de pantano. Pero seamos optimistas, quizá con suerte podremos limpiar el vaso de polvo y rellenarlo con un delicioso batido de chocolate que endulzará nuestro paladar y saborearemos incluso cuando no tengamos sed.