Partenaire nocturno.

Es tarde, de madrugada, el Sol tardará en aparecer, estamos cerca del solsticio.

He estado hablando hasta tarde con alguien, poniendo cosas en común, hablando de cosas importantes, sobre todo para mí. Pero ah, la conciencia es una amiga que tanto te ama como te odia, y es que la verdad puede doler, sobre todo si se malinterpreta.

A veces puedes sentir algo con toda tu alma, y no por ello vas a ser perdonado. Es normal, no todo se arregla con un "lo siento", ojalá fuera tan fácil, sobre todo cuando se siente de verdad. Lo peor es cuando uno se siente tan afectado, lo peor es cuando no hay nada que quieras tanto, pero aún así te digan "no lo arreglarás". Son tres palabras secas y cortantes. Duelen porque implican demasiadas cosas, pero sobretodo duele si te interesa.

Algunos topos se preguntarán qué ocurre. Y es que las malas acciones de unos persiguen a los otros, a veces por dejadez, es algo odioso pero a veces lógico, porque quien permite, concibe, y aunque no concebí hacerle daño, lo permití. Y incluso sabiendo el dolor no actué en consecuencia, es fácil escudarse en la diplomacia para alegar impunidad, pero permitidme que os diga... y una mierda.

Hay cosas que debería haber dejado claras desde un principio, en algunos casos ya se ha hecho, es fácil hablar con una pícara zamorana, pero en otros te das cuenta que eres incapaz de actuar, funcionas como una marioneta bajo los deseos de otro alguien que te limita en tus acciones, alguien lastimoso e insoportable que se escuda en la cronicidad de sus actos.

Lo dicho, espero que lo leas.