Hoy va de películas: Ciudad de Dios

Sé que no es normal que vuelva a escribir en el blog después de tan poco tiempo, pero es que tengo que soltarlo. Hoy he visto una película Ciudad de Dios, tenía bastantes buenas expectativas de ella porque había oído siempre muy buenas críticas. Nunca me pegó por alquilarla, pedirla, buscarla por otras vías menos legales (emule, bittorrent) ni mucho menos comprarla; pero ahora el diario Público hacen el ciclo de "los fines de semana, cultura gratis" y los viernes traen una película (buena) en DVD. La semana pasada fue El hundimiento y esta Ciudad de Dios.

Sin especiales ganas, por de la temporada de exámenes, hoy la he visto. Y, ¿qué puedo decir? Es una película muy pero que muy recomendable, ya es que a mí me gusta el cine violento, y si éste está justificado mucho mejor. Y sí, es una película con altas dosis de violencia, pero está justificada con el argumento.

La violencia de los personajes en sí es gratuíta, desde el punto de vista de un país como España, en la que afortunadamente no es normal ver a gente con pistolas por la calle y que lo peor que te puede pasar es que te saquen una navaja del tamaño de un puño. En Ciudad de Dios la gente va armada, en Ciudad de Dios si huyes te matan, en Ciudad de Dios... en Ciudad de Dios los niños actúan como hombres

"Tengo 9 años y fumo y esnifo, ya he matado y robado. Ya soy un hombre"

Son estas las frases que te sobrecogen dentro del marco violento de la película. Y lo peor, lo que más oprime mis arterias, es que toda la película está basada en hechos reales. Ciudad de Dios realmente existe, y hay otras favelas iguales, quién sabe si peores.

Esta es una de esas películas que te recuerdan que el mundo sigue siendo una mierda.

Al lector (si es que tengo de eso) interesado por la película, y que la quiera ver le aviso de que voy a empezar a detallar un poco más la trama.

La película está, obviamente, situada en una favela brasileña llamada Ciudad de Dios, allí viven dos niños llamados Buscapé y Dadinho. Son los ejemplos encontrados del que rehúye de la violencia y el que la busca y desea. Buscapé desea ser fotógrafo, en cambio Dadinho desea meterse en el mundo del crimen, tener dinero, poder y respetado.

El filme está rodado en forma de flashbacks entrelazados, pero demostrando genialidad por parte del guionista (nominado al Óscar, por cierto) en ningún momento acabamos liados ni perdidos, la narración es perfecta constantemente. La historia empieza con el origen de los personajes, principales, no sólo de Dadinho y Buscapé, también otros secundarios, cuando son pequeños y ya empiezan a mostrar su carácter. A medida que van creciendo van afianzando sus deseos. Dadinho, que ahora se hace llamar Ze Pequeno, se ha convertido en un gran ladrón que empieza a formar un importante negocio con las drogas en la Favela. Por otro lado Buscapé intenta llevar una vida más honesta, aunque a veces intenta meterse en el mundo del crimen cuando piensa que no le queda otra salida, pero siempre acaba arrepintiéndose por su naturaleza empática.

Finalmente la película acaba con una guerra entre bandas, la de Ze Pequeno y la de Cenoura (junto con Mané Galinha, otro secundario interesantísimo de la historia). En medio de este enfrentamiento Buscapé consigue lograr su sueño de ser fotógrafo, inmortalizando momentos de esta lucha de bandas gracias a sus contactos con la banda de Ze Pequeno.

Pero bueno, de todas maneras la historia es lo de menos (es la clásica pelea de bandas) en esta película. Lo que sobrecoge entre otras cosas, es el conjunto de personajes, cada uno con un carácter propio y una evolución en la historia. Las interpretaciones por supuesto ayudan, los niños consiguen hacerlo francamente bien, y eso como bien sabemos es difícil, y luego los críticos alaban al niño del Sexto Sentido por hacerlo tan bien cuando en Ciudad de Dios tienen muchos más niños que lo hacen igual o mejor que él.

La película consigue ocntar la historia principal y la de los personajes (sin explayarse demasiado) con un ritmo sorprendente, muy rápido, no llegas a aburrirte en ningún momento y me alegro de no haberla ido a ver al cine porque tendría que haberme perdido un trozo para ir al baño.

Y bueno, si alguien ha conseguido llegar hasta el final, sólo decir que tenéis que verla. Bajadla, sobornad al quiosquero para que os dé la peli en la edición del Público, lo queráis. Pero no os la podéis perder.