La realidad española para un científico

En alguna ocasión he mencionado sobre mis estudios, creo que incluso lo tengo en mi perfil. Estudié física, y ahora mismo me encuentro realizando un máster oficial en física de altas energías. Teniendo en cuenta la trayectoria de mis estudios, podréis comprender que la idea final es seguir con mis estudios hacia un doctorado (podréis llamarme el Dr. Demóstenes, sí!)

Muchas veces ya habréis oído hablar del estado de la ciencia española. A menudo se comenta de la falta de dinero para llevar a cabo proyectos. Afortunadamente, antes de estallar la crisis el gobierno de Zapatero introdujo el proyecto Consollider-Ingenio, esto hizo que cambiara ligeramente la situación de la ciencia española y surgieron proyectos como "El Experimento Next", un proyecto que trataba de estudiar una partícula relativamente extraña, por lo difícil que es detectarla, llamada el neutrino. 

Pero con la explosión de la crisis, todo cambia. El dinero destinado a los proyectos sigue ahí, hasta nuevo aviso no los van a quitar porque, de todas maneras, es un dinero que ya estaba presupuestado y destinado. Pero un dinero que sí que se va renovando año tras año, y es ahí donde más se nota, es en el personal. La mano de obra, vamos. Los estudiantes de doctorado, necesitan de becas (FPI, FI, FPU), que cada vez son más escasas y con las que no se paga suficiente (algo más de 1000€, más o menos, el mínimo por convenio y algo ridículo para gente que se supone ya titulada). Pero no sólo eso, una vez se termina el doctorado, se necesita una temporada como post-doctorado (normalmente se dice abreviadamente, postdoc) en la que ya por convenio se tiene que pagar el doble del salario y para el que ya los puestos son cada vez más escasos. 

Existen becas, como las Ramón y Cajal o las Juan de la Cierva, pero para ellas se te exige que el doctorado no haya sido hecho en España o que tras hacer la tesis, hagas una estancia postdoctoral en otro país. Por huevos has de salir, antes o después, pero has de hacerlo. Los seniors, investigadores con ya bastante experiencia, aseguran que esto es necesario para ser capaces de conocer otros modos de trabajar, porque no es lo mismo trabajar con un grupo español que con uno japonés y se supone que uno aprende más. Eso es algo que puedo aceptar. ¿Pero os imagináis que una vez terminado el doctorado, que por lo que tengo visto se está cerca de los 30 años, os obligaran a hacer una estancia en el extranjero para poder realizar un trabajo por el que has estado estudiando 9 años en la universidad?


¿Así que, qué nos queda? O irnos con veinti-pocos durante 4 años a otro país a hacer el doctorado, o irnos cerca de los 30 a hacer una estancia durante 2 o 3 años. Pero aquí el problema está en la fuga de cerebros, cuando un científico se va a otro país, descubre que estará siempre mucho mejor pagado y que será más respetado que en España. Aún con las diferencias del coste de vida, el que en Francia te paguen el doble por un doctorado o en Suiza casi el triple da que pensar. Aquí un catedrático de universidad cobrará unos 3000€ mensuales, lo cual es un buen sueldo, pero para nada equiparado al respeto que se le supone al puesto. 


Bajo estas condiciones es normal que muchos de los grandes científicos españoles cuando se marchan ya no vuelvan, porque nos guste o no el dinero también es importante, por mucho que la ciencia sea el trabajo de nuestra vida. Al final, quienes deciden volver es por razones sentimentales, por estar donde está la familia de uno, o las amistades, o simplemente porque en España a pesar de todo se vive bastante bien.  

Comentarios

Elena y sus Neuras ha dicho que…
Yo voto por la fuga, cuando sea pero que sea ¡ya! porque esto es insostenible. Que te griten a la cara (metaforicamente, almenos en parte) que eres una persona remplazable, que tu tarea no es necesaria o que pueden echarte a la calle porque la cosa esta mal, pero ei, no olvidemos que los grandes mandatarios seguiran cobrando lo que cobran...esto es una mierda. Punto y bon voyage!
Daniel Manzano ha dicho que…
Bueno, una cosa que obvias es el hecho de que la movilidad es algo esencial para la ciencia. Y eso no es así sólo en España.

En España de siempre ha existido la figura de la persona que hace un doctorado en un grupo, luego pasa a tener un contrato de profesor ayudante en ese mismo grupo y luego termina de profesor titular, todo sin salir de ese grupo. Ese ha sido uno de los principales cánceres de la ciencia española. En otros países como Autria o Alemania es impensable que alguien haga un doctorado en un grupo y termine siendo profesor en ese mismo grupo.

Es vital que la gente salga y esté varios años fuera para aprender la forma de hacer ciencia en otros sitios, hacer contactos científicos, contactar con grupos de primer nivel (de los que en España estamos tristemente escasos), mejorar el nivel de inglés y en general conocer mundo científico. Si no se promueve tendremos el sistema endogámico de siempre, con los 4 viejos catedráticos de siempre decidiéndolo todo como si el resto del mundo no existiera.

Un saludo.

PS: Tamposo es tan malo irte con 30 años por ahí, te lo garantizo.
Demóstenes ha dicho que…
Entiendo que es bueno moverse y conocer otras formas de trabajar. Pero aquí en España, para qué engañarnos, no es únicamente porque quieran que hayas ido fuera a trabajar de maneras distintas, si no por la creencia de que lo de fuera es mejor.
Daniel Manzano ha dicho que…
Bueno, si somos realistas hay que reconocer que salvo casos puntuales es cierto, lo que hay fuera es mejor.
Demóstenes ha dicho que…
Hay de todo... pero sí que es cierto que los mejores institutos de Francia o Alemania son mejores que los mejores de España. Aunque debería tenerse eso en cuenta, y no que puedas irte a Portugal o a Italia y que estés mejor valorado que si te hubieses quedado.

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